domingo

Quizá es tiempo de sembrar limoneros

Los hijos se han ido
las tardes perezosas ocupan los sillones preferidos
la siesta no tiene despertares repentinos
la soledad asola a cada instante
con el mismo ímpetu que las olas
en su ahora amargo insistir con los recuerdos
Cuántas cunas vacías hibernan entre el polvo del desván
cuántas mudas de cada verano despiertan con sus juegos repentinos al roce de los sentidos.
No somos ya ni surco ni simiente
solo viejas gaviotas esperando un leve viento
para correr tras los sueños que nunca llegaron
y posar en el reposo sobre los que llegaron solos.
Las rosas se han hecho, con su bello esplendor
comedia de otros tiempos
en medio de la tarde pienso
y mis ideas huelen a barca sin tripulación.
Ya no es tiempo de mar
ni de aguardar los vientos fuertes
es tiempo de poner la mesa en medio del jardín
para no pensar tantos minutos
pensamientos agolpados que sólo preguntan necedades

Quizá es tiempo de sembrar limoneros
y esperar que perfumen con su aroma
todas las tardes que siguen a mayo.

1 comentario:

Eduardo Roberto dijo...

!Que hermosa! madre mía.
En estas tierras donde el español
se cobija y duerme solo en mis recuerdos,
surgen también los limoneros
tímidos y avidos de luz.
El invierno, con su boca desdentada, recoje sus ultimos trapos y se llama a retirada.
No hay vencedores ni vencidos.
Pero los limones, !los limones!
Poeta mio, tan redondos y amarillos son soles diminutos
que entibian los días de esta primavera que no se decide todavía a plantar sus reales y adueñarse de la vida.
Miadmiración y mi emoción para ti.

No copie, use la imaginación...

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