jueves

A la amada ausente, todo canto suena a llanto.

En el triste portal de mis heridas
esta daga no esconde su reproche,
y duele más en la penosa noche
cuando la soledad se vuelve herida.

La soledad no es casa de derroche
cuando la muerte se padece en vida;
húmeda está la flama desvalida;
como botón, para sudario: el broche .

Y el silencio fatal, con su venida
vístese como erial: tierra de nada;
nada, se vuelve nada, aborrecida.

No es canario el cantar de mi alma hundida,
cuando al llorar, se canta, por la amada
si llanto el canto se hace, de por vida.

4 comentarios:

Alejandro dijo...

Hey, poeta..me gustó muchísimo tu poema.. es desgarrador, pero se disfruta en sentimiento y los recursos plasmados en él.Todo un gusto leerte

Un abrazo.

Eduardo Roberto dijo...

Conmovedor Melqui, cuando cuerpo y alma no están, nos falta la tierra a nuestros pies y el cielo que apaciguaba,un fuerte abrazo.

Melquiades San Juan dijo...

Alex, aprecio que te haya gustado. Abrazos

Melquiades San Juan dijo...

Intentado recordar epocas rimeras.
Abrazo amigo. Sigo tus temas con emoción.

No copie, use la imaginación...

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