miércoles

Metamorfosis equinoccial

La hora del brindis llega
nos alcanza
nos toca.

Otro año más

Entre el murmullo de los buenos deseos
me sumerjo en el recuerdo
Lo bebo de nuevo.

Llegar hasta aquí no tuvo ningún caso
sin tantos pasos
sin tantos besos
sin tantas palabras arrancadas al tiempo

¡¡¡¡ Felicidades !!!

Las campanadas suenan
acompañando los minutos que nos trasladan a una nueva cuenta.
Salud
Felicidad (...)
Dinero...

Dentro de mí transpiran los deseos
-Vivencias -digo-.
-Recuerdos y presencias que deleiten los sentidos
lo demás viene solo...

Me sumo a los abrazos
y a los buenos deseos;
Los lloriqueos no faltan.

Unos ya sin remedio;
otros profesando en el monasterio de la indecisión
para vivir la vida cautamente
amargamente.

Las palabras sobran
¿quién oye consejos a tiempo?,
¿quién predice que dé consejos?...

La vida es un paso que se da o se retiene,
las sendas van y vienen sobre infinitos rumbos,
todos bajo el sol y contados por minutos.
Vivir es andar entre rosales estrechos
con las piernas desnudas
y el corazón abierto.
Deleite y dolor
canto y llanto
causa y efecto.

El simbolismo se cumple
fuera, las calles reflejan la lucidez opaca de su mundo vacío de tramas
La cama espera para cerrar el ciclo y despertar de nuevo
haciendo que lo nuevo se refleje además de, en las fecha de los papeles.

1 comentario:

Soledad Arrieta dijo...

Muy buen poema Melquíades, versos que danzan al compás del réquiem de un año y la bienvenida de otro, quizás con esperanzas, quizás con sorpresas que nos aguardan el la dulce transición..
Cariños!

No copie, use la imaginación...

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