Pintaron mis calles,
llenaron sus banquinas de señales.
La médula gestora
trazó mis destinos;
sopló un nombre a mi oído,
habló de un dios abstracto,
calzó dos zapatos derechos
para no desviarme del camino.
Hoy transito descalzo
borrando lo escrito.
Mis ojos siguen
improvisándome.
1 comentario:
nada mejor que rasgar libretos,
nadie puede decirnos qué hacer
ni decidir por nosotros,
solo la mente entiende hasta dónde
solo el corazón sabe hasta cuándo
y el cómo,
pues es una ensalada rusa
Besos,
C.
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