Donde ya no estás, supura el plomo.
De sus órbitas atómicas
huyen los pájaros,
los locos pájaros locos
con sus risas histéricas.
El gris obtura el cielo
y no sé si lloverá,
o sólo son nubes pasajeras
espantando al último tren
que se evapora,
como sus bufidos de vapor.
El tren de los pájaros locos;
de los pájaros que inventamos.
2 comentarios:
muy bonita, melancólica... el color plumbeo, la pesadez de los trenes se contrapone a la ligereza y espontaneidad del vuelo de esos pajaros inventados. muy bonita.
Gracias amigo Eduardo. Un abrazo.
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