miércoles

Metamorfosis equinoccial

La hora del brindis llega
nos alcanza
nos toca.

Otro año más

Entre el murmullo de los buenos deseos
me sumerjo en el recuerdo
Lo bebo de nuevo.

Llegar hasta aquí no tuvo ningún caso
sin tantos pasos
sin tantos besos
sin tantas palabras arrancadas al tiempo

¡¡¡¡ Felicidades !!!

Las campanadas suenan
acompañando los minutos que nos trasladan a una nueva cuenta.
Salud
Felicidad (...)
Dinero...

Dentro de mí transpiran los deseos
-Vivencias -digo-.
-Recuerdos y presencias que deleiten los sentidos
lo demás viene solo...

Me sumo a los abrazos
y a los buenos deseos;
Los lloriqueos no faltan.

Unos ya sin remedio;
otros profesando en el monasterio de la indecisión
para vivir la vida cautamente
amargamente.

Las palabras sobran
¿quién oye consejos a tiempo?,
¿quién predice que dé consejos?...

La vida es un paso que se da o se retiene,
las sendas van y vienen sobre infinitos rumbos,
todos bajo el sol y contados por minutos.
Vivir es andar entre rosales estrechos
con las piernas desnudas
y el corazón abierto.
Deleite y dolor
canto y llanto
causa y efecto.

El simbolismo se cumple
fuera, las calles reflejan la lucidez opaca de su mundo vacío de tramas
La cama espera para cerrar el ciclo y despertar de nuevo
haciendo que lo nuevo se refleje además de, en las fecha de los papeles.

domingo

La Nota

La nota...

Pulso..., y sale la nota

Gota de decibeles comprimidos
Vuelo de un feto de gorrión desamparado.

La nota

Sola
fenece en el silencio
que siempre la limita.

Miradas muertas

Me miras y me miras

Son tus ojos portal de conjeturas
y tus labios un falo penetrante.

Me miras y me miras.

Tu ira es callada
impotente al encuentro
Cadáver que vegeta
entre limbos morales,
temerosa de fiestas.

Me miras y me miras...
No te escurre humedad por la vagina
la deliciosa carne
yace muerta.

Personajes

Ellos
Los que sueltan su esencia
de los que canta, asombro,
la prodigiosa lengua
Son el viento que llora
por la vida fatal que les consume.

Maldito frío que se vuelve puñal
en los labios vaginales de la prostituta callejera.

Maldita orfandad que cobija las calles de humanidad desnuda.

Maldito espectro de mueca
que se asoma al cristal
donde se desdibujan las frustraciones irreparables
con maquillaje.

Ahí, con las miradas quebrando las distancias de las puertas cerradas
todo una selva aguarda
para saciar la vida.

Y así el canto.

La prostituta en "La Morgue"
el criminal sin cuello, desangrado,
y el esperma esperando de otra noche
absurda y sin condón
para recrear de nuevo
las marionetas de los textos literarios.

Al arte muerto

Mi arte en el auditorio de los silencios
de las miradas ciegas
de los oídos sordos
de las palmas fantasmas
que no suenan
ni se encuentran
en medio de la soledad lúgubre
del arte para un solo
que ama el arte muerto.

Mi firma

la primera vez que me miré al espejo
se despertó una angustia repentina
no soy Mi Madre Me dije
es Mi Rostro un total
rasgo de firma

me dio miedo ser un ser humano
con esa libertad que tal implica.

Ser vientre de mi madre
mirar desde sus Ojos
estar desde su Rostro
vivir desde su Vientre...

¡fatal naturaleza que domina!
El ser Yo, mi Yo
con Rostro y Rastro que distinga.

De alguna forma El Tiempo
que siendo ese presente en mis Pupilas
me obligó a concitar
con la vara que no educa ni domina
para que siendo Yo
entienda al otro yo
que conmigo se cruza, si camina.

Sin el clon.

Y las formas murieron como siempre,
tras el paso de moda.
Un mar de letras discriminadas
y de palabras proscritas
celebraron su muerte.
Salieron de su cautiverio literario
para andar por las calles
embriagando canciones
y mensajes sin verso
que declaran amores
y dibujan la vida

Su tristeza
Su alegría.

Las rancias formas de abolengo literario
quedaron en espera
tras la turba inmoral que las margina.

El abecedario recuperó la vida.

Ellas, Yo.

Sólo escribo
dejo en la nota la palabra que se exilia de mi mente
la que tiene el valor del fugitivo
rechazando el silencio como muerte.

Escribo meditando
garabateando soledades inspiradas
en el mar que se vuelca
a mis desiertas playas
y ese viento solar que las agita.

Ni me pienso poeta
ni las pienso poesía.

sábado

Be in the present


be in the present
Cargado originalmente por lilion

Fotografía de Bea Lilion, quien doy fe, ha dejado pocos colores de África fuera de sus fotografías.
Un beso Lilion. Y gracias por este recuerdo.
C.

jueves

Hoja Blanca

Un poema,
escribir un poema en navidad
y para navidad...
Me quedo pensativo
imagino un cuadro lleno de luces
con el árbol al fondo.
Los que están pensativos...,
los que se fueron, presentes en la mente.
Tantos, tantos recuerdos al hacer el resumen
de las cuatro estaciones que concluyen.
Tantos recuerdos viejos no merecen espacio en esa mesa
donde todos enjugan y celebran.
Los hombros pesan
y en el pecho se resiente de algún achaque misterioso.
No sé qué escribir para llenar la hoja blanca,
al fin y al cabo:
siempre vuelve a ser blanca.

martes

Patinetas de papel sobre una sonrisa muerta

.
Detrás de cada beso acurrucado
duerme un ángel.
Sobre los surcos descubiertos
palpita una sonrisa
como una marioneta sin gracia.
Arrugada se desfonda la piel
y entre sollozos adormece un niño
en patinetas de papel
buscando el viento donde remontar sus años,
los de ayer, los que fueron tersos,
acunando la franquicia sin límite de ser libre,
montado a pelo de sueños
con sus pies de pájaros en libertad.

Ya no vuela sobre las rúas del viento,
el ángel se durmió sobre un trompo inquieto,
gira, gira y aterrizará con su frente
sobre la pista cerrada
de una sonrisa muerta.

Inconsciente conciencia

.
Solidarias se despiertan,
pasan lista sobre la cara oculta
de la conciencia.
Las voces no profanas
se proclaman eruditas
en detrimento de lo absurdo.

Esas voces marcan oscuros,
querellan en albedrío,
se deslizan en calles con pies de brasas.
Señalan.
Provocan miedo, temblores.
Palpitan las angustias de sin razones.
Son las voces crueles
avistando lo profundo, lo que quema:
la flama incendiaria de la no vida
la cobarde inacción del cuerpo
la parálisis estentórea de la garganta,
la que niega;
no se asume autista.

Las voces y sus verdades
declaman la acción sobre el suicidio,
la posible muerte ensimismada.
Cuando sólo quede el aura de lo que fue
ellas serán quienes cierren la ventana
del despilfarro de ociosa vida
de quien se declare
en muerte crónica.
Escribirá
sobre la necia ceguera de lo que fue conciencia:
no abriste los oídos
no hiciste nada.

domingo

Telefoneadas delirantes



E:
Es un día horrible este que experimento hoy
es gris, lluvioso, me siento con una tristeza
que pienso que mi cuerpo pesa el doble...
Ah, me olvidaba, te doy las gracias por tu delicadeza femenina

C:
Aquí también, gris y lluvioso
¡qué coincidencia!, ¿no?
especial para comer
flan con dulce de leche

E:
¡Flan con dulce de leche!
¡eres genial! ¡qué ocurrencia!
hace años que no como dulce e’leche

C:
No te creo, yo no puedo
dejar pasar dos días sin por lo menos
lamerme una cucharadita,
más que nada en las noches,
me gustaría más el chocolate
pero cuesta demasiado,...
soy dulcera, lo reconozco
son pequeños gustos de la vida.

E:
El chocolate, dulce e’leche, la vida...

Si tendría que explicarme que es la vida
me tomaría mi tiempo, pues cada día
que me levanto estoy decidido antes que nada,
a tomarme el pulso para ver si continuo vivo,
luego frente al espejo hacerme un fondo de ojo
y vanidoso pensar que la imagen que veo
tal vez quede pegada en una del sexo opuesto
luego salgo a la calle atiborrada de gente
como las estrellas en el firmamento
que no logro saber cuántas son
cuántas nacen, cuántas mueren...,
¡como la gente!... ¿serán iguales a las estrellas?...,
pero hago mi paso más ligero
dejando de barruntar sobre problemas
demográficos y universales,
también olvido los diarios, los recuerdos
pero me agarran unas ganas locas
de comer dulce e’leche
¿será esta, aun si traída de los pelos
una mínima explicación de la vida?,
este esperar a que cambie el clima,
que llegue un nuevo día con su  noche
que las horas pasen con su paso
de gato preparando una emboscada,
pensando en lo difícil que será encontrar
en Italia un “almacén” con dulce e’ leche,...
Creo que estoy delirando

C:
¡No! Estamos todos adentro,
muy adentro de un libro abierto
somos vos, yo y la gente
personajes delirantes,
(…)
Todavía no la has olvidado.

E:
No, todavía no.

C:
Es necesario que pase el tiempo,
es difícil, lo sé,..

E:
Si, es cierto.

Para ella
Me gustaría acomodar mi cabeza
en tu hombro y percibir el perfume
que no sé de dónde provenía,
cerrar los ojos y murmurarte
que la vida también fue amarte,
así, con llaneza, en el espacio
sin pretensiones de la casa
que nos protegía y  enfrentaba,
pero ves, ahora no estás
y a veces siento que yo tampoco,
vago sin rumbo sabiendo que voy
al laburo a cumplir un horario indeterminado
y después de timbrar la salida
volver siempre a tu hombro
sintiendo tus cabellos que rozan mi frente,
a veces lloro, no tanto,
lo suficiente para mantener tu recuerdo
en la justa humedad,  
para sentirme más hombre
para continuar a amar
a todas las mujeres del mundo
aun si soy monógamo

C:
Amar, el único motivo para estar despierto

E:
La poesía y el amor, para estar despiertos

C:
La poesía posa sus naves
en puertos donde hubo naves de amor
ya descuajeringadas por el tiempo
pero aun listas para zarpar otra vez,
el amor relaciona todos los tiempos
todos los seres
con su misma esencia y condición...

E:
Relaciones has dicho, otra palabra llena de significados.

¿Qué relación habrá entre las estrellas
y la gente que atiborra este mundo?
¿Qué habrá sido de ella? Que será de mí, mañana,
cuando desayune, ¿continuaré a preguntarme
porqué este planeta gira
con giros tan precisos
y detrás de otro más grande...

C:
Están muy lejos las estrellas,
cuando las contemplo
en las noches sin luna,
me recuerdan a personas
que amé y tuve a mi lado
y también la belleza
de ese vestido oscuro
que llamamos cielo
lleno de lentejuelas,

E:
Y tú, pequeña, ¿dónde estabas
cuando yo había nacido?
eras la niña única e indispensable
para que el mundo no desplomara
la gota de amor en espera.

¿Qué relación habrá entre las hojas
que caen en el otoño y tu alegría
contenida sin alzar la voz?
evitando  romper  el íntimo silencio
de lo que no logramos expresar,

¿y nosotros? en que barco nos zarandeamos
con rumbo poco cierto, pero enfervorizados
porque mañana nos volveremos a encontrar?
¿Qué relación habrá entre las estrellas
y la gente que uno ama en este mundo?



Amanecer urbano

La mañana viene reventando como tsunami luminoso,
olas de cantos sobrevivientes despiertan y hacen vida.
Quien dice que la muerte llega con el asfalto poco sabe,
quien dice que nos estamos muriendo entre desechos sólo alerta, en su miedo,
ese eterno temor que tenemos de volvernos porquería.

La mañana viene, y sus rayos palpitan luminosos, revelando un horizonte extraño:
viejos vidrios se prenden de las paredes nuevas, ocultando en sus cuerpos, los viejos campanarios. Quizá enmudezca al cobre encampanado, en su llanto de viento, rompedor de silencios para llamar devotos al sagrario, donde la misa espera, y el universo surge, entre cantos de ruedas y bocinas que luchan con las prisas cotidianas.

La mañana viene y su intento no espera,
hay que escribir las horas en la mente,
hay que llevar los sueños a su encuentro,
los sueños tan diversos, virtuales y ficticios,
entre un mundo de piedra ornamentada,
que sólo tiene calles y que oculta los ríos
en donde está la nada.

No existe otro universo
no es posible...,
los pasos ya van lejos hacia el tiempo que viene,
impulsados de inercias de intenciones ajenas,
las que no cuestionamos, tomando como buenas.

De cualquier forma... ¿qué importa?
¿quién puede darle vuelta al carro de la historia?...,
y abordando coherencias,
acompañarse el paso
con respetuosas reglas.

Si las reglas se hicieron
para extinguir contiendas.

Por fortuna
le sobreviven cantos
y trinos
que desafían las ruedas
y a toda maquinaria, que la vida, envenena.

La mañana viene...,
se acomoda el respiro
y se abandona el lecho
para dejar más huellas.

Elévame (poesía de Chiqui Abreu)


"Grito Sagrado" (Ana Laura Blejer; Zeta Yeyati)


Visualmente me invitas

a estrenar el proyecto,

el asalto a los mares

-recompensa gloriosa-

me trajo hasta tu barca,


firme mástil, elevas empeños,

llevándome a tierra fértil

invocas demonios de piel y deseo,

escalo tu empinada cuesta,

exaltados delirios calcinan mi piel.

Brota la esencia en el latido del volcán

que nuevamente hará erupción en mí.




sábado

Verbos en versos *

Recreo
imagino
recuerdo


el rojo cigarrillo
un dulce humo ascendiendo
y tus pensamientos

Respiro

Soy la orilla de tu río opulento
sinuoso
vasija de tus ritos
que boyante recibo
el oleaje de gotas dulces
que horadan mi piel

Eriges en ciclos
masa y cincel
majestuoso artista ven
mientras bailo
disfruto
y juego

Nina Simone canta
las extremidades se enlazan
y ojos perdidos
en miradas fugaces se encuentran

Hoy no hay luna
sólo caricias y sombras

Se convierte en éxtasis
este vuelo en trance
hacia gozos sin tiempo,
puertas en vaivén
abren espacios adonde te pienso
y en ti me interno

Huelo
lamo
pruebo
quiero
palpo
deseo


Desde un rincón simulas mandar
órdenes sin dictador ni sumisos
pues en el amor se escucha
se obedece...
se siente

Y sin embargo
me conviertes en reina
una gaviota que suave posa
en arenas de otros puertos.

Degusto
muero
y broto
de nuevo
En ese eterno florecer...
existo y creo.



*fue publicado originalmente en M.Poesía el 21/04/09

domingo

Noctambuleando

La noche espesa
tiene una melodía cautelosa
cuando duermen los grillos
y sueñan con el sol
las tibias mariposas.


La noche espesa
canta como galaxia enclaustrada
y tiene su trombón de plata
para amenizar romances a escondidas.
Entre el canto nocturno
mi alma se desnuda lentamente
queriendo copular
con lunas fugitivas.


Las palabras, al puerto de los sueños se han asido
dos abiertas compuertas
que llevan al edén de lo vivido.
Sin recuerdos,
no hacen, puertas abiertas,
caminos al olvido.

miércoles

danza de los silencios y las vanidades musaicas

Silencio
¿cuántas veces confié a tus oquedades
los murmullos voraces de mi alma peregrina?,
y sin mediar los tiempos
ni respetar edades
me los encuentro sueltos
cobrándome la vida.


¿Quién confía en los silencios
o en los vientos
o en las hojas de otoño
que mueren amarillas?...


Los silencios no existen
son murmullos tan fuertes
que ensordecen, trasminan...
dejan sus oquedades
clamando por su vida vida.


Los mudos me rehuyen
las sombras, los fantasmas...,
de pronto cobran vida,
el velo se destapa
aunque no exista brisa
quieren volverse verso
quieren verse poesía.


Entre mis dedos
una lucha se libra,
suelen volverse cielos
algunas pesadillas,
quieren volverse dueños
de palabras semilla
los pequeños lamentos
de lo fugaz que brilla,
como si el universo
que despierta la vida
fuera un tapete viejo
guardián de zapatillas.


Silencio
nunca habita el silencio
lo que el alma suspira.

sábado

Agonía

Desfallecida por la carencia,
hambrienta de ti,
persigo
la huella de tus caricias,
el bálsamo de tus palabras.
Pero, el viento de la vida
las arrastró nuevamente hasta el mar.
Y sólo me ha dejado tu ausencia,
creciendo con cada latido de mi sangre.
Y sola he de luchar contra el silencio,
que me oprime hasta robarme el aire.
Sitiada por el vacío,
impaciente por rendir mis armas,
deambulo
entre la desazón y el llanto,
entre la enajenación y el más agudo dolor.

martes

Las visiones y los pasos.

Cuando miro al oriente veo rostros que vienen caminando con el alma presente entre las cuencas vacías de los ojos. Cuando miro al oriente, veo hombres delgados que casi adquieren alas porque sus pies cansados no sostienen ni a su alma. Cuando miro al oriente veo a un pueblo desnudo y marginado que guarda una semilla de maíz como promesa, como recuerdo.

Mi ocaso está allá, más atrás de la mar que persigue una estrella. Más allá de la enorme cascada donde se hunden todos lo océanos y montañas. Allá donde todo se vuelve tea ardiente y luego un recuerdo de luz. Para cantar necesito occidentes. Horizontes bañados de despedidas fulgurantes. Para cantar necesito la ceguera absoluta, para reír necesito de mi propia indolencia clandestina, y canto; hago canción mientras el oso navega hacia la muerte, en su iceberg descongelado rumbo al trópico; hago canción mientras la cabeza nuclear se vuelve discurso pacifico o Premio Nobel de la Paz. Canto mientras la parafernalia le da vuelo a los fuegos artificiales y a los super espectáculos escenográficos de la esperanza mediática. Canto y poemo mis internos tiernos, con los ojos cerrados a los tiempos, a las caras de oriente y a los pasos que marchan interminablemente.

Luego mis ojos regresan a las caras oscuras que apetardan con palabras violentas los criterios fascistas. La realidad se fuga como vapor de fósforo lejano a las pantallas televisoras, vecina de cementerios clandestinos, regados, por los caminos cerrados de la sierra.

Mis ojos quieren fugarse a la idiotez argumentativa para justificar sus pestilentes silencios, mas los rostros se cierran al paso para decir sus nombres ofreciendo galletas, chicles o algún disco pirata. Manos desnudas envueltas en esfuerzo por mantenerse en vida más allá de la sin razón de su existencia. Mi sinrazón no se culpa, es inocente. Dios es inocente. El Estado es inocente. La vieja fascista que los juzga "perversos y haraganes", es inocente; y la mar cambia de contenido, vacía sus aguas azules y saladas para llenarse de inocencia. Así me nacen de pronto, para versos, las olas y espumas de inocencia.

Para cantar sigo viendo a occidente donde se ven espaldas en procesión interminable, mientras mis pies descansan esperando. Quizá, cuando mire pasar la última espalda hacia el occidente, también empiece a caminar.

Migrantes

El hombre vive
más allá del discurso enardecido
de promesas sin fin y paraísos
más allá de algún Nobel belicista,
más allá de un orate enardecido.
El hombre vive y canta,
canta y escucha cantos desde niño.
Es el alma ese canto adormecido
que a menudo despierta en los caminos
donde el llanto es la ruta y el destino.

Hay más pasos que cantos,
hay más pasos que flores.
Los andares ya llenan los caminos.

El Hombre anda.
Anda solo entre penurias,
es soledad que vaga sin destinos.
No le espera una puerta
no han abierto las puertas
que le alberguen al verle desvalido.

Rostros graves encuentra por vecinos,
con miradas de miedo
al mirar tanto polvo en sus vestidos.

"El hombre ha perdido el miedo"
porque el miedo es aval del protegido.

¿Quién le pregunta el nombre?
a todo hombre se le llama por su nombre
todo hombre lleva sangre de su origen;
laberintos de genes confundidos
son el cuerpo del hombre.

En la mente del hombre hay cantos de cuna
cuentos infantiles
voces que le llaman:¡ hijo mio!
¡hermano mio!,
¡esposo mio!,
¡padre mio!,
mas los pasos del hombre
sólo se han convertido
en rastros de barrancos
noches bajo la luna eterna
y caricias de frío.

El hombre canta
el canto inexplicable de la vida,
de un universo interno que palpita
y una esperanza extraña que no muere
aunque errante se extinga
en la busca fatal de su destino.

domingo

El viaje

Su estación de origen fue el paraíso, alfoz de la miseria; y la de llegada, el rechazo.

Allí residió, en el suburbio del exilio y la añoranza, durante largos años. Sus vecinos más próximos en aquellos tiempos fueron la escasez y la esperanza.

Cuando consiguió un billete de vuelta, sus cabellos eran hebras de plata.
Recorrió el trayecto en sentido inverso y se instaló en el barrio del desarraigo y la nostalgia.

Vivió acariciando el recuerdo de los que no volvieron, hasta que su corazón, seducido por la fatiga, tuvo un descuido y se olvidó de latir.

martes

La Fuga de los Cristos (Parte II)

Zepronia Zertuche Zárraga había pasado largas horas sin dormir frente al Cristo de oro que tenía en la capilla de su casa.
Alrededor de él había colocado un centenar de veladoras que a modo de circulo de fuego esperaba sirvieran para evitar que el Cristo de oro macizo, de casi ochenta centímetros de altura, pudiera fugarse. Luchando contra el sueño, avivaba su ánimo cantándole coros y alabanzas mientras los demás miembros de la familia roncaban vencidos por el agotamiento.

Los Cristos habían empezado a desaparecer días atrás. Desde ese momento, los miembros de la familia montaron guardia consecutiva frente a la dorada imagen - herencia de sus notables ancestros- para evitar que ésta desapareciera.
Era el turno de Zepronia de hacer la guardia. Fijaba los ojos a la imagen esperando que ésta despertara de su natural inmovilidad, pero la imagen había permanecido inmutable.

Muchas cosas pasaron por la mente de Zepronia: "Quizá la imagen estaba a gusto en su cuerpo áureo y no deseaba abandonarlo"; no –se decía-, esa no es la razón, en los templos de Roma había visto imágenes fundidas del mismo metal, decoradas, además, con otras joyas de incalculable valor como estaba éste, y sin embargo las imágenes habían desaparecido en tanto que el cristo de su casa continuaba en su sitio.
Luego, venía a su mente la tradicional religiosidad de su familia. La cercanía con las cúpulas del Clero Mexicano, y pensaba que, quizá, el Cristo había, a manera de distinción, decidido que la familia Zertuche Pranagan fuera, entre todas las demás del resto de la humanidad, la elegida para conservar la única imagen existente del Cristo crucificado.

Al tenor de estas reflexiones, Zepronia sentía en su corazón que esa era la razón por la cual el Cristo de su casa aún permanecía sobre la cruz dorada, en el nicho que le habían destinado para su cotidiana adoración.

"Vendrán a este lugar el Papa y todos los cardenales del mundo". "Vendrán Reyes y Nobles a adorarle". "Todos los mandatarios de la tierra postrarán sus plantas en mi mansión para admirar el prodigio". Los Zertuche, distinguidos por el Rey de Reyes y Señor de Señores, han sido escogidos como guardianes del único Cristo existente en el mundo. La humanidad sabrá que Él está ahí y todos los pensamientos estarán puestos en nuestra distinguida familia cuando se piense en el Hijo de Dios.

La emoción de sus pensamientos se reflejaba en su cuerpo. Le costaba trabajo tragar saliva, le costaba mantenerse inquieta ahí, fija frente a la imagen, cuando sus anhelos estaban puestos en otro sitio, allá entre sus amistades más distinguidas, haciendo gestos de bondad entre los personajes más encumbrados del mundo, permitirles la gracia de ver al "Cristo de los Zertuche".

Lo observó detenidamente. Cómo se lamentó que su tatara tarata abuelo hubiera decidido colocarle rubíes para sus ojos sangrantes, ella hubiera preferido unas esmeraldas, el verde azuloso era su color preferido. La corona de espinas se hubiera visto mejor si la hubieran construido de rubíes y diamantes para reflejar con destellos la sangre del crucificado. Pero así fue la voluntad de sus tatara tatara tatara... que tuviera los metales y piedras que habían sido parte de la producción de sus minas. De echo ese había sido el propósito del ancestro al mandarlo a hacer, que todas sus partes fueran a manera de gracias por tanta riqueza concedida a la familia.

Zepronia se arregló el vestido. Se acomodó en su sillón de vigilancia tal como lo hubiera hecho siendo ya, la distinguida del cielo. Se imaginó ahí dentro, con toda una multitud esperando turno para llegar hasta ese lugar, a esa capilla en donde estaba el único Cristo en imagen. Pensó en sus necesidades, seguro que sí, tendría que reacondicionar el sitio, poner por ejemplo, las instalaciones necesarias para que ella y sus hermanas pudieran tener todas las comodidades sin ausentarse del sitio. Se imaginó unos sanitarios y un comedor de mármol blanco. No mármol blanco no... bueno ya pensaría qué y cómo construiría el santuario. La fuerza de sus pensamientos le provocaba insomnio. No requería de esforzarse para permanecer despierta. Estaba más que despierta: ¡viva!, soñando, con su idea de la grandeza más depurada... Sí, la más depurada; quién podría dar la mayor grandeza sino Dios mismo.


Una especie de estática se empezó a percibir en el ambiente.
Horrorizada, vio como el Cristo de desprendía de la Cruz y se dejaba caer pesadamente sobre las bocas abiertas de los vasos conteniendo las ceras encendidas, sin romperlas. Luego, habiendo librado este inocente obstáculo, como si conociera la casa se dirigió hacia donde estaba la salida. Zepronia Zertuche quiso gritar pero la sorpresa le había enmudecido. Logró romper su inmovilidad y salió apresuradamente tras la imagen, la alcanzó antes de que llegara a la puerta de la entrada. Sujetó por el hombro al hombrecillo dorado, y éste se derritió al contacto con sus dedos, volviéndose un emplasto dorado en la alfombra de la casa.
La puerta se abrió y un leve viento hizo que de nuevo se cerrara, suavemente.
Zepronia pasó sobre esa especie de charco de metal dorado y abrió la puerta de la casa. Ya afuera, trató de encontrar algún indicio que le revelara por dónde se había ido el Cristo que había estado contenido en el metal. Nada, sólo espacios invisibles y desiertos a lo largo y ancho de las calles y las casas. Ni una sola huella. La embargó la tristeza. Sabiendo de antemano que cuanto hiciera por encontrarlo sería inútil volvió a entrar a su casa, y en el primer sillón que encontró se acomodó para asimilar el enorme vacío que le dejaba la volatilización de todos sus sueños. Se quedó dormida para siempre, como si su cuerpo quisiera reponer eternamente las largas horas perdidas de sueño.

Si no puedes llorar

Me había dicho, si no puedes llorar… piensa en ella.

Siempre aparecía tu rostro, era tan bello observarlo ahí, entre la oscuridad de mis pupilas. Primero empezaba a ver una silueta oval, luego se iba formando tu cabello. Disfrutaba ver el contraste entre tu largo y quebrado pelo negro y esos traviesos rayos plateados que se habían ido multiplicando rápidamente en los últimos años; después veía tu frente, siempre breve, y con algunas líneas de expresión tan consideradas contigo, que apenas partían la tersa y morena tez sobre tus pobladas cejas, ahí, donde a los lados, como cascada, caía tu cabello sedoso y negro, buscando el descanso de tus hombros; luego, tu mirada oscura, amorosa, auscultante de mi alma, pesada como la miel: maravillosamente pesada; me gustaba perderme en ella, mirar tu iris juguetón mientras que la retina se ennegrecía cada vez más cuando acercaba mi rostro para mirarte.
Me hubiera podido ir dentro de esa pupila hacia el fondo más amado por mi alma, hacia esa matriz protectora de amor que en algún sitio tienes para mí.
Me hubiera podido ir para escapar en ti de mis torturas.

Luego volvía a la realidad y descubría frente a mis ojos, en ese piso frío de cemento puro donde mi rostro se encontraba reposando el desmayo.
Una gota de sangre, roja, roja, roja… en donde se reflejaba el iris de mi ojo castigado. No me molestaba el sudor, tampoco la viscosidad de la sangre; los golpes en las costillas eran casi un sustituto de la presión del cinturón, ya ausente, para evitar un pasaje al eterno olvido.
El ardor de los fuetazos en la espalda eran casi unas líneas entumecidas por el frío.

Dejé ir mi mirada más allá, hacia la esquina, cerca del borde donde la pared trepa sobre la luz, o la luz trepa sobre el borde de la pared (quién sabe cuál suba en cuál), pero no lograba mi propósito, no lo lograba, no lo lograba, no lo lograba…
Había un cadáver ahí, con los ojos abiertos mirando a la nada.

¡¡ Alabado seas!!… ¡¡¡ Te has escapado!!!... ¡¡Por fin te has escapado!!...

Luego los pasos tras de mí, de nuevo al banquillo, con las manos atadas hacia el frente… y mi espalda descubierta, esperando..., esperando..., esperando el golpe.

¡¡Busco tu rostro !!..., tu rostro… ¡¡Muéstrame tus pupilas !!
¡¡ Ábrelas, déjame ir dentro, Laura!!... Ahí, en la matriz de tu amor, donde sólo me quieres..., donde nadie me daña…

¡¡ Laura!! ¡¡ Laura!! ¡¡Laura!!

lunes

Para matar...

Para matar el tiempo, uso, un cuchillo de ruidos y un mar de pensamientos sublimados.
Una hoja sin papel y unos dedos delgados.
Para matar el tiempo (que criminal transcurre) no existe más remedio que matarlo
o de muerte te aburre.

El tiempo no se muere, no se muere ni en horas...
Su corazón de fuente llena las mares todas.
Las llena de latidos, de miradas censoras,
que sobreviven solas, con sus hambrientas sombras.

Para matar el tiempo
¡Oh ilusión ilusoria!
No existe aún remedio:
Siempre se vuelve historia.

¡Calla!
El guardián de los minutos en silencio se asoma con pasos de silencios
sus silencios retoma...
Silencios tan hondos en donde el eco de todo no alcanza a volverse suspiro
silencio donde sólo habita el inescrutable espacio:
la mente loca
la mente loca...

domingo

ON WHITE


ON WHITE
Fotografía: AnnaZ

Sin...

Se mezclan,
masa informe de letras de plástico
con dedos diluidos
sobornables
débiles
tibios
idos.

Chorrean,
caen como lluvia ácida
sobre el silencio,
en la oquedad
de la llama
tenue
que
se
apaga
sin aire
sin poesía.

sábado

Aromas

Con perfume a vainilla,
ruido de risas y juegos,
sabor a hierbabuena y miel,
pasaron los días de mi infancia
envueltos en tiernas caricias.
La fragancia de las rosas
que exhalaba el primer amor,
la música que lo evocaba y
los versos que lo describían,
embriagaron mi adolescencia.
Mi juventud me descubrió
el vaho a pino que acompaña a la libertad;
me regaló el susurro de los halagos,
el calor de la amistad
y el amor eterno.
Luego, en el jardín de pensamientos y cipreses,
arropada por el efluvio de los jazmines,
derramaría caudales de ríos salados,
cuando de tantos de mis afectos
fui desposeída.
Hoy, al evocar los aromas de mi vida,
intuyo que ha sido el olor del mar
el que, en una noche de luna llena,
te ha traído hasta aquí para cerrar mis heridas,
con la muda promesa
de vivir y morir
como una sola alma

viernes

A besos

A besos canto
a cada poro
de tu piel.

martes

Landing (aterrizando)






Landing
Fotografía: Anna Zavileiskaia




Damos la bienvenida a una excelente artista, AnnaZavileiskaia. Tenemos el gusto de tener su autorización para ir metiéndonos en su mundo, que tantas cosas en común tiene con la poesía, pues su lenguaje visual es sublime.

domingo

Tema (Ocaso)

Apolo duerme
la sábana dorada
guarda sus sueños.

Un pequeño error

Desde nuestra primera cita, los sms se convirtieron en un aliado imprescindible para nosotros. Los viajes y las reuniones a las que constantemente debíamos asistir nos impedían vernos e, incluso, mantener una conversación telefónica la mayor parte de los días laborables.

Procurábamos escaparnos los fines de semana. Buscábamos un lugar alejado de los obstáculos cotidianos y, como poseídos, nos entregábamos el uno al otro.

El regreso cada lunes a la vida real se iba haciendo más difícil con el paso del tiempo.

- Ya estoy echándote de menos, y aún estás conmigo.

Al oírlo, se me inundaron los ojos de lágrimas.

Aquella despedida estaba resultando especialmente dolorosa. Durante tres largas semanas no podríamos vernos, y yo no conseguía reunir fuerzas para dejar de besarle, coger mi bolsa de viaje y salir del coche.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que, sin saber cómo, me vi en el ascensor, camino de mi apartamento.

Zumbaba en mis oídos su voz entrecortada por la emoción:

-Te quiero. Lejos de ti no hago más que contar las horas que faltan para tenerte entre mis brazos.

Estaba ya en casa, soñando aún con los ojos abiertos, cuando llegó su sms:

“Ma cherie, 4 heures pour te prendre dans mes bras...”

Pasaron minutos antes de que lograra comprender.

Esa noche él viajaba a París.

Había sufrido un error al seleccionar el destinatario.

sábado

Ocaso

Tras los almendros
simula ser hoguera
el sol muriendo

viernes

Las palabras y la vida

Todos tratamos de decir algo con las palabras,
pero es tan difícil expresar esos antros de oquedad
túrgidos y urgentes con la mera inflexión
de los músculos de tu garganta.

Querer dejar en el mundo lo que sentís
es tarea ardua, que a la larga
te llevaría el mismo tiempo de tu vida
y al final no podrías decir nada,
... sí, la vida,
sin embargo, mientras pasa, a veces
con indiferencia te deja ver las clarores
de incendios que transcurren en otra parte
y es ahí, al improviso, donde nace la poesía
que a menudo son los infiernos o paraísos
de vos o de los otros, pero las más
con el mismo traje de disfraz que usa
para confundirte y decirte que solo estás de paso
que no tenés que tomarte nada a pecho,
andar despacio y retroceder si es necesario
haciendo dos veces el mismo trecho,
y si te toca amar es mejor que lo hagas
dispuesto a recordarla para hacer menos volátil
el amor que sucederá mañana
porque a la vida de estas cosas me parece
que no le importa nada.

jueves

A la amada ausente, todo canto suena a llanto.

En el triste portal de mis heridas
esta daga no esconde su reproche,
y duele más en la penosa noche
cuando la soledad se vuelve herida.

La soledad no es casa de derroche
cuando la muerte se padece en vida;
húmeda está la flama desvalida;
como botón, para sudario: el broche .

Y el silencio fatal, con su venida
vístese como erial: tierra de nada;
nada, se vuelve nada, aborrecida.

No es canario el cantar de mi alma hundida,
cuando al llorar, se canta, por la amada
si llanto el canto se hace, de por vida.

noviembre

El viento lame,
la soledad se escurre :
huele a noviembre

La Casa de las Talaveras ( a su reconstrucción)

Me metí en sus entrañas como selva
como cueva vieja de montaña
donde la lama se ha vuelto algún tapiz exótico
y la penumbra vaporosa ...,
una forma de incienso.

Ella piedra;
yo tierra que a latidos se reanima
y que a fuerza de besos
se libra de ser roca.

La Casa de las Talaveras
me mostró su vientre de retrato
y mi mirada encontró entre sus hechizos
las huellas de los años que han pasado
por sus techos ahumados de candelas
pletórico de fantasmas perturbados.

La ciudad brilla entre las calles cansadas de pisadas
los reflejos del sol son tormentas de iones desterrados.
¿Cuántas pisadas mudas se atropellan al paso?...
y en el hotel de paso, cobran vida, las viudas
infieles a recuerdos enterrados.

La Ciudad palpita alerta
La Casa de las Talaveras
antes viuda:
hoy se viste de fiesta.

Versos para amanecer sin ti.

Antes del amanecer,
extraviado entre ruidos como huellas,
que van dejando una estela cristalina en mis sentidos,
me miro,
solo,
como el fantasma que se aburre
entre sus propios secretos,
al que solo le despiertan interés
los secretos que guardaron tus secretos.

Antes del amanecer
adormezco, meditando antes del sueño
las razones más absurdas que existieron
para que te encuentres lejos.

Casi al amanecer...
cobro vida:
te sueño.

martes

Pasos

Yo te sigo
tú da un paso, y yo te sigo;
haz un poema y haré un cuento
si haces un cuento...
solamente yo te pido
que no sea un cuento infantil
porque adormeces
y despiertas
al siempre niño que me oculta el tiempo.

Yo te sigo
tú da un paso y yo te sigo...
haz un poema y yo haré un cuento
a mí me gusta llorar con tus poemas
y me gusta abrazarte con mis cuentos.

Tú da un paso y yo te sigo.
Anda, camina...
que la letra nos lleve
en su barca de noche
en busca del poeta pretendido
para que todo cante
y todo dance
entre cuerpos desnudos
de ese coro sin nombres distinguidos.

Yo te sigo...
haz tu intento
quizá no encuentres nada
a lo mejor es fraude
ese tibio parnaso pretendido;
aunque después de todo...,

si lo piensas:
te quedará un amigo.

Los ladridos

Los ladridos me duelen en el alma,
son mucho más que ecos llorosos de la noche,
son como pala de panteonero
que desentierra todos mis cadáveres,
ensuciando la sábana blanca de la luna
con mis risas dormidas en la nada.

lunes

Entre la tarde y yo.

***

Entre la tarde y yo
quedan lazos no del todo disueltos
mil minutos quizá,
quizá menos...
no lo sé.
No me afana el contar los poemas que esperan.

Al espejo

***
El espejo me muestra diferencias:
cada cana un aire de respeto;
sin embargo, allá dentro,
donde moran las verdades...,
aún late un enorme torrente de inquietudes
y cúmulos de batallas no resueltas.

Mariana y mis silencios.

***

Antes de la A, de la B, todo un mar de palabras se agolpan en mi mente. Me miro en el reflejo de la pantalla y te veo a ti en mis ojos.
Tú siempre en mis ojos.
Todo el tiempo.
Tú también en aquella tarde combativa. La de los cráneos rotos con macanas que sólo saben de sudores y de chichones. Tú con tu flaca mano siempre asida a la mía, con la esperanza de encontrarnos siempre, en la misma celda, tras la misma vejación a nuestra dignidad; y quizá: hasta en nuestra misma tumba clandestina colectiva.
Tú, siempre tú: al lado o al frente mío.
Tú que en la sangre llevas semilla de disidencia digna y de rebeldía militante.

Antes de prender el primer pensamiento vienes tú; y la tarde se vuelve tan serena...
Y cuando vienes me da miedo que acompañe a tu recuerdo una tarde nublada o lluviosa, porque entonces, el mundo se me hace Edén, y me escapo en ese globo meteorológico que muchos confunden con platillo volador a la distancia.
Me escapo volando en la escoba que barre, recogiendo todos nuestros recuerdos, y te miro verme con esos ojos que huelen a verano en el mediterráneo: tibio y amoroso.
Se me hace sequía cualquier taza te café, y las hojas de papel se marchitan esperando a que algunas vocal se aposente por fin en el relato.
Mi temor se hace realidad: la tarde toda se vuelve caramelo y las palabras sobran para decir te quiero, y en verdad que sobran, porque tantos momentos juntos acumulan todo lo que se promete o se jura en el te quiero.

Yo me quedo callado de los dedos y de la boca.
La tarde se me nubla, se me hace río de cánticos encantados por el embrujo de tu presencia en mi mente. Y me miro ahora viéndome en el espejo sobre iluminado del escenario que me incuba, mientras los ojos y los oídos inquietos ya me aguardan allá en el auditorio.
Me veo ahí con la camisa negra y las sienes con sus hilos plateados que tu mano enceró con tal ternura que quedaron parados.
Me miro ahí y mis ojos delatan mi retrato al espejo burlesco que me muestra más arrugas de las ya conocidas. Me miro ahí con la ceja caída después de tantas noches de desvelo, de repaso y repaso de los compases complicados de la Mazurca necia, que neciamente se incrusta en el programa. Me miro ahí y adivino lo que la gente piensa cuando me mira salir al telón de sus ojos y al cuenco del oído que me lleva a sus sentidos.
Ellos me piensan como el que repite al genio que en mis manos se repite; y yo me miro como el yo que conoce a Mariana, la que está allá atrás, más nerviosa que yo, deseando que estén presos todos los tenues ruidos, y que las musas, todas, estén juntas conmigo.
Yo me miro en sus manos sudadas por los nervios, y en su angustia que estalla minuto por minuto a cada acorde, a cada arpegio.

Y me miro yo también aquél día en la Sala de Espera, con las manos sudadas y los cabellos vueltos comúnmente jirones, mientras tu cuerpo pare su única y perfecta opera prima entre coros llorosos.

Me miro mientras la letra muere en la esperanza. Mientras cierro el circuito que corta la sesión no completada, mientras busco su cuerpo y la cubro de besos mientras lo deja todo como si fuera nada y se cubre de noche, de desnuda y deseada.

Me miro y mi mirada languidece. No me importan las sombras, ni las sirenas que se roban la calma, cualquier calma. Porque lo que se escribe en el alma es un canto que contiene nuestros silencios, en un sólo relato llamado silencio. Quizá porque el amor, para cantarse, no ha menester de tan inspiradas letras, como sí, de amorosos silencios.

domingo

Ex profeso

-
Levantar huesos desde el excremento,
estructuras de un cuerpo yacente
fingido y olvidado,
muerto y desarmado.
Intentar marcar sus partes
para armar el esqueleto de ese sujeto
quizás arrojado por descuido
a los monstruosos olvidos
entre las lombrices
habitantes de su médula;
corrompida, antisocial,
desamorada.
Pudo haber sido un animal bípedo
de costumbres insignificantes,
prosapia de un homo erectus
moderno y reciclado
en plástico biodegradable,
de ahí el lugar donde lo encuentro;
metabolizado, excretado en formas disímiles
sobre el pasto quemado del tiempo.
Quizás murió de inanición
de amor ausente de maderos,
calcificado en huesos de piedra
escribiendo letras de poemas;
y aquí me encuentro
desde lo disímil a esta parte;
armar su currículum vitae ya muerto.
Ex profeso: su excremento.

No copie, use la imaginación...

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