En el triste portal de mis heridas
esta daga no esconde su reproche,
y duele más en la penosa noche
cuando la soledad se vuelve herida.
La soledad no es casa de derroche
cuando la muerte se padece en vida;
húmeda está la flama desvalida;
como botón, para sudario: el broche .
Y el silencio fatal, con su venida
vístese como erial: tierra de nada;
nada, se vuelve nada, aborrecida.
No es canario el cantar de mi alma hundida,
cuando al llorar, se canta, por la amada
si llanto el canto se hace, de por vida.
4 comentarios:
Hey, poeta..me gustó muchísimo tu poema.. es desgarrador, pero se disfruta en sentimiento y los recursos plasmados en él.Todo un gusto leerte
Un abrazo.
Conmovedor Melqui, cuando cuerpo y alma no están, nos falta la tierra a nuestros pies y el cielo que apaciguaba,un fuerte abrazo.
Alex, aprecio que te haya gustado. Abrazos
Intentado recordar epocas rimeras.
Abrazo amigo. Sigo tus temas con emoción.
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