Ayer altiva portaba
un alegre y sexual estandarte
adecuado a mi uniforme de gala,
al idilio cautivante.
Escarchado y conjurado
en mi afino de leyenda,
estructura aseverada
de prestigio y pertinencia.
En la forma era exacto
preparando acoplamientos
y de alianzas no había extremos
al borde insatisfechos.
Ortodoxo de indecencia;
de ocasión acomodado…
Fresco y limpio, acallado;
sin brete y orientado.
Ese era mi pendón,
que acaudalada lideraba
adherida a la batalla
de ser perfecta abanderada,
ubicada al eje
en el afán rijoso de insigne salaz,
dando a placer:
suntuoso o urbano;
burdel suspicaz.
Hoy me mofo centelleante
¡Creía ser más que candela al arder!
y entre orgasmos aturdidos, evidentes,
de ingenua ¡ahora relumbrante!
me dejó un turbulento Alado irreverente,
al nuevo paraje, mojada hasta amanecer,
donde aprendiz desnuda me encuentro,
desorientada ya, inmoral e intemperante…
Satisfecha ignorante al sentirle,
virtuoso y maestro del sexo, amante I
1 comentario:
Cuanto me cuesta seguir tu urdimbre verbal! pero al final, aun si uno espera una resolución imprevista debido a lo denso de tu exposición, todo queda satisfactoriamente encerrado y excitado de la metafora irreverente o aseveración jocosa o malandrina, además tienes vastos recursos de nuestra lengua, muy bueno
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