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Perviérteme instantes,
con pequeños acertijos
que proclamen tu llegada sin tiempos,
déjame adivinarte en ellos,
sedúceme con tus claroscuros
allí donde los oídos callan
para leer tus labios;
allí donde eres música que alimente
esta perversión rítmica
de los gemidos.
Tú, artífice de mi cielo,
estandarte de mi conquista,
refugio de guerrero
en la derrota por los tiempos,
tú, mezquino amor;
rebélate por dentro.
2 comentarios:
Tú mezquino amor...rebélate por dentro...uauuú!Ponte en guardia, aquí viene el enviado del Estratega, dispuesto a todo, sal de tu guarida y muestra tus fauces!
escribes tan bien...
un beso.
Estos deseos que a la vez matan y a la vez revivifican nos mantienen despierto, muy bueno tu volar Daniel.
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